"Cielo"

 

El Centro Cultural general San Martín, fue proyectado por el estudio de arquitectura de Mario Roberto Álvarez y asociados en 1962, configurando la segunda etapa del Complejo Cultural que integraba el teatro San Martín de la paradigmática calle Corrientes, construido entre 1954 y 1960. El edifico esta compuesto de una torre vidriada de 12 pisos y un volumen contiguo suspendido por columnas. Bajo esta estructura elevada se encuentra el llamado Patio de Esculturas y que funciona como acceso de entrada al mismo.

La intervención lumínica "cielo raso" se instala sobre la base de este volumen. Son tres los elementos que entran en relación y tensión: por un lado, un techo metálico que provee una grilla geométrica y rigurosa, de líneas estructuradas y repetitivas, por otro lado, 8835 cm de tubos de neón y por último 12 estructuras suspendidas, construidas con cuentas de acrílico hilvanadas a través de un sistema tejido rescatado de las manualidades de la década del 60. 

Este cielo metálico esta surcado por una estructura rítmica, predecible y estable de 341 cm de largo por 12 cm de ancho, este modulo lo otorga el limite de la perfilería de aluminio preexistente. Por estas vías, circula un segundo modulo métrico de 165 cm, dado por las líneas de luz de neón,  que interrumpen este territorio silencioso interpretando una sinfonía caprichosamente tonta, boba. A la vez, este plano raso de luz es alterado en su condición monótona, por el desprendimiento de estos 12 cuerpos tejidos, que no dejan otra alternativa mas que contornearlos y esquivarlos incómodamente.

Un diagrama estable y tranquilo por momentos, se neurotiza alterándose.
Esta instalación lumínica, si bien es controlada por los estúpidos mecanismos de composición y color, acciona incorrectamente sobre la correcta arquitectura, contaminando con desobediencia todo un cielo raso, como si una marquesina del teatro de revistas de la calle corrientes, se hubiera escapado, escondiéndose para preservarse de los avatares de las nuevas tecnologías del mundo led. 


Román Vitali.

2012