Ultimas conversaciones íntimas.
Román Vitali
1…Aquí no hay uno, hay dos espacios, es mas que obvio, incluso en algún momento debe haber habido puertas que los conecte a ambos…
2...Yo creo que solo es un espacio con una abertura lo suficientemente grande como para no haya dos lugares, solo hay uno…
3…Las paredes son muy elegantes, vestidas de ese color rosa viejo, que funciona muy bien con el terciopelo verde y el dorado a la hoja…
4…No veo paredes, veo grandes lienzos monocromos pintados en acrílico de un color beige. Parecen cuadros silenciosos para un museo incomodo. Falsos marcos ribeteados en falso oro. Esta intervención in situ tiene que ver con el discurso de la pintura, con su soporte, con su estructura, con su tensión, con sus mentiras, con la negación, en definitiva, con la muerte…
5...El entelado no es de lienzo, es lino y acá no hay cuadros, hay un dibujo en líneas que recorre el contorno de las salas, dibujo que se torna escultórico, dibujo que nos recuerda las aristas de estos dos espacios, quizás en su dimensión arquitectónica, psíquica, económica, amorosa o sexual. Estamos en la intimidad de estos rectángulos que pretenden mostrarnos como estas dos entidades se comunican…
6…Acá no hay comunicación, o en todo caso es fallida, como toda conversación. Insisto, son cuadros que intentan teatralizar el vacío, acá hay nada. No te olvides que esto es un teatro. Grandes marcos para una nada…
7...Y esto no es un teatro, son sus dos salas exhibición, con dos sillones enfrentados. Parecen salas de espera de algún consultorio para Mirtha o quizás para Susana, y…bueno en las salas de espera no se habla, se espera…
8…Esto no es la escenografía de una espera, sino la una discusión que acaba de finalizar o quizás la de una discusión por venir, un desencuentro, un desamor, una perdida, quizás un viaje…